Un perrito fue asesinado de dos disparos por un habitante del barrio Tlatzintla, en Acaxochitlán, y presuntamente, aunque ya fue identificado y aceptó la responsabilidad, los policías municipales no lo detuvieron ni le decomisaron el arma que usó para matarlo.
Los dueños del animal indicaron que este murió cuando era trasladado a Tulancingo para recibir atención veterinaria.
Silvia y Juan Manuel eran los dueños de Ruperto, así se llamaba el can. El día de ayer miércoles 6 de abril acudieron al ministerio público y uno de los agentes les recomendó aceptar la reparación del daño por parte del agresor y “ponerle un precio a su perro”.
Pues les dijo que, de seguir con el proceso penal, “perderían tiempo, dinero y esfuerzo”, pero la familia decidió interponer una carpeta de investigación.
“Nos dijeron que si iniciábamos la denuncia tendríamos que trasladarnos hasta Pachuca y que si bien nos iba, el agresor alcanzaría una pena de 2.5 años de cárcel, con la opción de salir bajo fianza. Insistían que le pusiera precio a mi perro, pero Ruperto no era un objeto, era parte de la familia”, dijo Juan Manuel.
Comentó que mandarán un escrito al edil de Acaxochitlán, Erik Carbajal, para ponerlo al tanto de la “mala actuación de los policías que llegaron al lugar y se limitaron a dialogar con el agresor e invitar a ambas partes que se presentaran ante el juez de paz”.
No aceptaron porque la prioridad era llevar a su perro al veterinario y tratar de salvarle la vida.
