¿Conoces la leyenda de la flor de cempasúchil? Historia de amor incondicional.

El nombre común “cempasúchil” procede de la palabra en náhuatl cempohualxochitl (del nahua cempoalli, veinte, y xóchitl, flor), que significa “veinte flor” o “flor de 20 pétalos”  también llamada “flor de muertos”. Los mexicas (aztecas) la llamaban así, pues cuentan que en Malinalco al morir alguien, los familiares adornaban la tumba con ramos de pequeñas flores amarillas llamadas cempohualxochitl, pues se creía que estas flores poseían la habilidad de guardar en sus corolas el calor de los rayos solares.

Los Mexicas al pasar por el valle de Malinalco adoptaron esta tradición, sólo que a ellos esa flor les pareció muy sencilla, y con el paso del tiempo la transformaron en una flor con más pétalos, hasta que lograron cambiar la flor de veinte pétalos, de aquellas pequeñas flores que hallaron en Malinalco, en una flor de muchos pétálos o Tonalxochitl “flor de cuatrocientos pétalos” (para los mexicas 400 significaba “muchos”).

Leyenda de la flor de Cempasúchil

Xóchitl y Huitzilin estuvieron unidos por el amor desde que eran pequeños. Siempre compartieron juegos y los paseos por el pueblo.

La leyenda cuenta que todas las tardes subían a la montaña dedicada a Tonatiuh, el dios azteca del sol. En cada visita colocaban de ofrenda ramos de flores. En ese sitio fue donde juraron amarse por siempre bajo cualquier circunstancia, incluso la muerte.

Un día, la guerra llegó y Huitzilin, como buen guerrero, tuvo que separarse de su amada para defender las tierras aztecas. Después de un tiempo, Xóchitl recibió la noticia de que su compañero había muerto.

Hundida en un profundo dolor, la bella mujer pidió al dios Tonatiuh que la librara de su sufrimiento y la reuniera con su amado.

El señor sol, agradecido por las ofendas de los jóvenes llevaban a su montaña, decidió cumplir la petición: dejó que sus rayos cayeran sobre Xóchitl, en el momento en que su piel se iluminó, la chica se transformó en una flor de color amarillo intenso, como la luz del mismo sol.

Unos minutos después, un colibrí se posó en el centro de la flor. La historia nos dice que era la rencarnación de Huitzilin, por lo que, al hacer contacto con la planta, ésta abrió sus 20 pétalos liberando un aroma intenso.

Siguiendo la orden de Tonatiuh, el amor de los jóvenes aztecas permanecerá mientras haya colibríes y flores de Cempasúchil (cempoal – Xochitl, veinte – flor) en los campos mexicanos.

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