El niño perdido, una tradición única, llena de luz en punto de las 7 de la noche del 7 de diciembre

¿Sabías que cada 7 de diciembre es el día del niño perdido?

Esta fecha es un día especial que tiene origen en la zona norte del estado de Veracruz y es que en esta conmemoración que es un día lleno de paz armonía carritos y mucha luz donde familias enteras disfrutan al máximo; niños y adultos se emocionan encendiendo las velitas fuera de las casas en las calles banquetas o en el carrito de cartón para iluminar las ciudades

En los municipios de la zona norte de Veracruz son los niños los que especialmente esperan ese día desde Semana Santa. Se preparan con su carrito el cual sacan a pasear durante este 7 de diciembre jalándolo por las calles con una velita encendida

Para entender esta celebración, se dice que es preciso remontarnos al evangelio de san Lucas que cuenta una de las pocas historias disponibles acerca de la infancia de Jesús. En este pasaje, a sus 12 años, el pequeño Jesús viaja con sus padres a Jerusalén en las fiestas de pascua, pero ellos lo pierden de vista al regresar a Belén, sin embargo, después de 3 días José y María encuentran al niño Jesús en el templo de la ciudad conversando con los grandes maestros judíos.

Se cree que dicha tradición data aproximadamente del año mil novecientos, cuando un fraile se encontraba en plena labor de evangelización en el norte de Veracruz, por lo que, como una forma de unir a los habitantes y transmitir un mensaje religioso, utilizó esa historia creando así una bella tradición.

Es así desde entonces que cada 7 de diciembre a las 7:00 de la tarde se escucha un silbato en el puerto de Tuxpan que anuncia el inicio del rito a partir de ese momento las calles de la ciudad se apagan las luces y se iluminan con la luz de velas instaladas por los feligreses para ayudar al niño Jesús a encontrar su camino de regreso a casa. Del mismo modo, se dice que las velas ayudan a los niños perdidos a regresar a casa.

Las calles en los municipios de Poza Rica, Papantla, Álamo y Cerro Azul, entre otros, se iluminan completamente con alegría paz esperanza y muchas bendiciones, manteniendo viva esta bonita tradición que une a la familia mientras los niños disfrutan de una gran experiencia.

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