Huauchinango, Pue.- Tras la segunda manifestación contra la inseguridad, el párroco de Huauchinango José Gustavo Corona Ortega llamó a los huauchinanguenses a ser como el profeta Jeremías “a anunciar y denunciar”, tal y como lo han hecho los católicos tras el robo a la capilla de Cristo Rey del Universo en la colonia Zapata de esta ciudad.
Esta vez cientos de feligreses salieron pocos minutos antes de las 10:00 de la mañana del atrio de la parroquia de Santa María de La Asunción –en el centro-, y en silencio caminaron durante unos 45 minutos hasta la capilla agraviada, portando lonas y pancartas en las que denunciaron los robos de los que han sido blanco y pidieron a la ciudadanía decir “no a los objetos robados”.
La marcha fue resguardada por elementos de las direcciones de Protección Civil, de Vialidad Municipal y el mismo secretario de Seguridad Pública de Huauchinango, José Ramón Herrera Zacatenco hizo el recorrido hasta la colonia Zapata en el noroccidente de la cabecera.
Los inconformes, en lugar de consignas, debían rezar un rosario en silencio como un acto de penitencia y de desagravio por la profanación de su templo de donde los ladrones sustrajeron objetos “bendecidos y consagrados”, como un cáliz, una custodia, las hostias, además de la corona de la escultura de Cristo Rey, el equipo de sonido y la caja de limosnas.
“Como el profeta Jeremías hemos anunciado y denunciado” dijo el sacerdote que agradeció a las autoridades el haber respondido a la primera protesta realizada la semana pasada y acudir a dar una breve plática sobre la prevención del delito y algunas funciones del programa “Vecino Vigilante”.
Antes de la misa un grupo de mujeres policías habló a los católicos sobre la importancia de la denuncia al teléfono directo 776 7620900 porque si se hace a líneas como al 066 “el reporte primero llega a Tulancingo, Hidalgo o a el municipio de Zacatlán, tardándose hasta 10 minutos en que el mensaje llegue a la base de Huauchinango”.
Las policías que dieron la plática reconocieron que las personas que son víctimas de algún delito o se percatan de alguna situación sospechosa, “no denuncian porque no tienen confianza en la policía y seguramente pasa esto por algo que sucedió en administraciones pasadas”.
Ya en la misa, el párroco pidió perdón para los delincuentes que asaltaron el centro religioso y por su arrepentimiento. “No hay que desearles mal”, sugirió, “de lo demás, solito Dios se encargará”.
Al momento de la entrega de la ofrenda, una familia se acercó para hacer la entrega al sacerdote de una nueva custodia, un cáliz, un copón y su patena, además de un relicario. Las piezas se ocupan en la eucaristía y con ellas se repondrá a las que formaron parte del botín de los delincuentes.