¿SABES QUE PASA EN TU CEREBRO CUANDO TE ENAMORAS?
“Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte.
Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.
Me receto tiempo, abstinencia, soledad.”
“Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida”. Jaime Sabines
El amor, si hacemos caso a Jaime Sabines, es una enfermedad, una locura. El enamoramiento, ese poderoso estado de ánimo conocido entre los seres humanos como amor, es una experiencia universal contenida en nuestros cerebros. Solamente en las décadas recientes, usando diferentes métodos bioquímicos y de resonancia magnética funcional, algunos de sus mecanismos dentro del cerebro han podido ser revelados. Con base en algunos resultados, en la actualidad se desarrolla un método de estudio que usa a las neurociencias y la literatura para el estudio del enamoramiento. La literatura, que de hecho es también un producto de nuestro cerebro, es rica en síntomas psicológicos ligados al enamoramiento, y por lo tanto, puede darnos una pista de como se produce el amor en nuestros cerebros. El enamoramiento a su vez no puede ser separado del estudio del deseo físico y sexual (la lujuria).
“Amar es una insólita lujuria
y una gula voraz, siempre desierta…
Amar es provocar el dulce instante
en que tu piel busca mi piel despierta” Xavier Villaurrutia.
Las áreas dentro de nuestro cerebro que se han encontrado relacionadas con el enamoramiento son: laínsula, el cortex del cíngulo anterior (CCA, también llamado circunvolución del cíngulo anterior), elhipocampo, el núcleo estriado y el núcleo accumbens, juntas todas ellas constituyen el corazón o centro del sistema de recompensa. Estas estructuras, que además también se asocian al deseo físico, las adicciones y los estados eufóricos, son activadas durante el enamoramiento. En ellas se concentran grandes cantidades del neurotransmisor llamado dopamina. La dopamina es liberada en el hipotálamo y produce un estado de bienestar al estimular el sistema de recompensa, este sistema también es activado con el uso de ciertas drogas, como la morfina o la cocaína, que inducen estados eufóricos (de ahí el término “el amor es como una droga”). La dopamina está, por lo tanto, asociada al establecimiento de relaciones amorosas pero también al sexo.
“Amar es una angustia, una pregunta,
una suspensa y luminosa duda;
es un querer saber todo lo tuyo
y a la vez un temor de al fin saberlo.” Xavier Villaurrutia.
“Es un querer saber todo lo tuyo…”, síntoma de obsesión por querer adentrarse en el conocimiento del amad@, en pocas palabras. Algunos estudios han revelado una disminución de la serotonina en la fase de enamoramiento temprano, pacientes con trastornos obsesivos-compulsivos se han encontrado con una disminución similar. El factor de crecimiento nervioso es una sustancia que se encuentra elevada durante el enamoramiento temprano y que está muy relacionado con la intensidad de los sentimientos románticos. Finalmente la oxcitocina y la vasopresina son los otros neuromoduladores que se han asociado al sistema de recompensa. Estas dos hormonas parecen estar ligadas a la vinculación afectiva de largo plazo y al orgasmo durante el acto sexual. El estado de unidad entre personas enamoradas parece estar íntimamente relacionado a estas hormonas. La unión sexual es lo más cercano que los humanos tenemos para alcanzar esa unidad.
“Amar es una cólera secreta,
una helada y diabólica soberbia…
Amar es una envidia verde y muda,
una sutil y lúcida avaricia. ” Xavier Villaurrutia.
“Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.” Jaime Sabines
Nuestro cerebro es una fábrica de emociones cuando se encuentra enamorado; “La locura de los dioses” término utilizado en la Grecia antigua al hablar del enamoramiento. El enamoramiento transforma a las personas, las puede volver heroes o villanos a través de interpretaciones engañosas. Las áreas cerebrales asociadas al enamoramiento están íntimamente relacionadas con la corteza frontal, parietal y la parte media del lóbulo temporal, ésta última conocida como la amígdala cerebral. El incremento de la actividad en las áreas correspondientes al enamoramiento produce una disminución o inactivación de éstas áreas corticales. La amígdala cerebral por ejemplo, es conocida por su asociación a las situaciones de miedo y por lo tanto su inactivación implica la disminución del miedo. La corteza frontal esta asociada normalmente con la capacidad de juicio, es decir, la habilidad de hacer conclusiones sensatas. La inactivación de ésta zona durante el enamoramiento, suspende los juicios críticos que hacemos de las personas en otras condiciones: “el amor después de todo es ciego”. El amor en estas condiciones puede considerarse irracional, porque los juicios racionales son suspendidos a través de la inactivación de éstas áreas corticales. La suspensión del juicio junto con los estados eufóricos provocados por el enamoramiento es lo que conocemos con el nombre de “Locura amorosa”, esa locura que hace que los poetas nos deleiten con versos maravillosos y que Platón consideraba venía de Dios.
“Hay siempre algo de locura en el amor; pero siempre hay algo de razón en la locura”, Nietzsche. Podríamos sacar muchas conclusiones biológicas y psicológicas acerca de la locura que provoca el amor, sin embargo ésta suspensión del juicio parece ser selectiva a la persona amada. Las personas enamoradas no necesariamente pierden ésta capacidad cuando se trata de juzgar otras cosas. La suspensión del juicio es selectivo y se puede tener juicios sensatos acerca de otras personas o actividades de la vida diaria.
La correlación entre lo que sucede en un cerebro enamorado y los hallazgos científicos es aún limitada. El estudio del amor, en especial del amor romántico o enamoramiento, debe ir más allá de interpretaciones biológicas y puede ayudarse usando a la literatura (en especial la romántica). Los poetas materializan el enamoramiento a través de las palabras, nos hacen sentir y comprender nuestras propias emociones cuando estamos enamorados. Las neurociencias pueden beneficiarse de los estudios hechos en el área de humanidades (y viceversa) y generar un enfoque interdisciplinario que nos ayude a buscar la evidencia necesaria para comprender éste río de emociones conocido como “amor”, de lo contrario ambos campos podrán recitarse el siguiente poema mutuamente y vivir excluidos para siempre:
“Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo”. Ernesto Cardenal
¡FELIZ DÍA DE SAN VALENTÍN!
LIDER/FROYLAN ALDANA