En base a lo informado en el Tercer Informe de Gobierno, se logró realizar un estudio con 40 pacientes en los que se demostró que 10 presentaron datos correspondientes con la definición de posible transmisión vertical.
En el Instituto Nacional de Perinatología se realizaron estudios detectando la transmisión vertical, quiere decir que, “si hay virus en el feto, en el líquido amniótico, en la sangre, en el cordón umbilical”, por lo que se siguen analizando posibles tratamientos para evitar esto hasta las consecuencias pediátricas en el corto y mediano plazo.
Se hicieron muestras de detección de SARS-CoV-2, se evaluaron las pruebas clínicas en mujeres embarazadas que tenían síntomas leves a moderados, incluso a quienes son asintomáticas. “Se analizó la relación de la preeclampsia con la presencia del virus, y se demostró el daño endotelial, generado por el virus a nivel de placenta”.
También se analizan los riesgos con la etapa de gestación, y hasta el término del embarazo. El vínculo con la preeclampsia y con afectación cardiaca por fiebre, hipoxia (baja saturación del oxígeno en sangre), inflamación y tormenta de citosinas (baja respuesta inmune para evitar afectación de diversos órganos).
Además de los factores posibles de que los recién nacidos adquieran el virus por el medio ambiente, como su frecuencia y nivel de gravedad. Son esenciales los primeros informes sobre la posible transmisión vertical de covid, ya que esta el dilema sobre si el virus afecta o no a la placenta.
No existen los estudios suficientes a largo plazo para determinar si los bebés, además de contraer el virus, sufrirán deformaciones, se debe vigilar el crecimiento para saber si pueden desarrollar desprendimiento de placenta, trombosis, preeclampsia, afectación del sistema nervioso central, del corazón, del tubo digestivo.
Algunas investigaciones científicas demostraron que de 901 recién nacidos de madres con covid-19, 468 fueron positivos a la enfermedad en algún momento de su estancia hospitalaria.
